jueves, 3 de septiembre de 2009

Día H en Córdoba: todos los eventos

Un mes dedicado a las viñetas

El Día de la Historieta que se conmemora mañana será el puntapié inicial para convertir a setiembre en un mes dedicado al género. 

Fin del mundo. Mañana a las 19 en La Fábrica Cultural (Caseros 988), el grupo local V de Viñeta presentará con una muestra de originales su publicación 10 Fines del Mundo. Los apocalípticos firmantes son Gustavo Horñiacek, Diego Figueroa, Sebastián Jiménez, Iván Zigarán, Saky, Alfredo Cruz, Fere Duelli, Iván Wicky, Lucho Luna y Javier Solar. 

Llega Gustavo Sala. El jueves 17 a las 19.30, en el Centro España Córdoba (Entre Ríos 40), abrirá la muestra de originales "Tres salas para un solo Sala", del marplatense Gustavo Sala, otro de los creadores de tiras humorísticas recientemente bendecidos por la masividad, quien ese mismo día presentará su libro Bola triste (Domus Editora), sucesor del Bife Angosto que selló De La Flor. 

Conferencia y créditos locales. El viernes 18, también en el España Córdoba, el platense Federico Reggiani, crítico e investigador del rubro además de guionista con participaciones en Fierro e Historietas Reales, brindará una charla titulada "Autonomía, autoedición, autobiografía: las historietas independientes argentinas, del fanzine a Internet". Y el martes 22 a las 20 los créditos cordobeses Llanto de Mudo presentarán el número 5 de Ignatius Tenía Razón y la novela gráfica Mano de Ángel, de Diego Cortés y Nicolás Sánchez Brondo.
Max Aguirre en Córdoba

“Somos casi un chiste”

Mañana, Día de la Historieta, la revelación del cómic argentino de llegada masiva presenta los libros “Los resortes simbólicos”, “Jim, Jam y el Otro” y “Aquí mismo”.
Iván Lomsacov 
Especial 

La carrera como historietista de Max Aguirre no es la más común. Insertó su obra con regularidad en un medio masivo no hace mucho, más cerca de los 40 que de los 30, y casi –casi– sin buscarlo. Y al año la tira humorística con la que consiguió lugar diario en la contratapa de La Nación –Jim, Jam y el Otro– tuvo su primer libro recopilatorio, editado por Sudamericana. 

Así, casi de golpe quedó ubicado entre esos pocos hacedores de humor gráfico o historieta que acceden al reconocimiento público que conlleva un circuito de ediciones en grandes editoriales, ferias, charlas, firmas de ejemplares... y entrevistas periodísticas en espacios no especializados. Además aparece con sus creaciones "de páginas enteras" y más "serias" en Fierro, en libros de cómic histórico y en revistas de países latinoamericanos. 

Pero antes de eso, el dibujante había remado en la inestabilidad del under, había anclado unos años en el puerto seguro del arte publicitario y había itinerado por la ilustración periodística. También, poco antes de este presente había publicado el álbum de cómics autobiográficos Los Resortes Simbólicos, consecuencia directa del posteo semanal en el reconocido blog colectivo Historietas Reales (HR). 

–¿Cómo fue insertarte como historietista de medios masivos después de los 35, cuando se supone que ya no se inicia carrera profesional en esto? 

–Después de alejarme de la historieta a mediados de la década de 1990 y hacer publicidad más por necesidad que por gusto, creí que mi relación con el cómic había cumplido su ciclo. Luego descubrí que yo soy historietista esté haciendo lo que sea para vivir. Y de a poco me comprometí con mi metier con pasión, esmero y responsabilidad. Eso es todo. 

–¿Cómo estás viviendo este "repentino" laurel que implica mucha exposición pública? 

–Con mucho humor. No me lo puedo tomar muy en serio, porque hice toda mi vida sin esas cosas... Cuando Jim, Jam era un fanzine, la frase era "Vos siempre con los dibujitos"; y ahora dicen "¡Qué grande, sos famoso!". ¡Y sigo siendo el mismo poligriyo! Y contactarse con lectores es genial. Les hacés un dibujo y te lo agradecen como si fuera magia, y en realidad, nadie más agradecido que yo con ellos. 

Saltando fronteras 
–¿Qué recorrido sentís que hiciste como dibujante, particularmente como historietista? 

–Un camino errático. Tardé mucho en hacer las paces con el historietista que me tocó ser. Siempre me parecía más pertinente el trabajo de otros que el mío. Y un día me di cuenta: "Lo que ves es lo que hay. Dibujá y dale para adelante". Superé mi primera frontera: yo mismo. Después todo fue constancia y horas de tablero, habiendo descubierto que tenés un estilo que delimita al norte con tus momentos más logrados y al sur con tus torpezas e incapacidades. Sobre eso caminé largo rato, y la gran visagra fue publicar en HR. La continuidad en la producción hizo que madurara a gran velocidad lo que aún no tenía resuelto. Y la tira ya fue un acelerador de partículas. Pero lo más alentador es saber que uno aún no sabe. Para mí, no hay mejor motor. 
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